El vaporizador y sus funestas consecuencias


Mirad mi regalo de reyes! ¿A que es bonito? Pues ya no puede decirse que lo sea... os cuento:

Ese cacharro que veis no es ningún botecito de conservas ni un nuevo artilugio de Argiñano patrocinado por Moulinex. Es un vaporizador, un aparato que sirve para bueno...hacer cosas malas con cierta planta medicinal. Vamos, que te permite fumar esas plantitas sin tragarte el humo, y os aseguro que eso si que es una experiencia orgánica.

El otro día por fin me lo compré gracias a las estrenas de navidad, y claro, nada mas llegar al piso, Alberto y yo no pudimos resistir la tentación de probarlo. Pues el cacharrito de marras produce un efecto muy curioso, digamos...que altera bruscamente la realidad. Y claro, no era extraño vernos a los dos bailando jotas en mitad del salón, y con tan mala suerte, que una patada perdida le dio de lleno. A si, se me olvidaba, el vaporizador es de cristal.

Así que por culpa de nuestros ciegos paranoicos, ahora me toca pasarme la tarde pegando trozitos de cristal con superglue. Que paciencia hay que tener.

¿Porqué la vida es tan cruel? Si yo solo quería evadirme un poco...


Estrella.

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