La gran gesta de Alberto

Ayer tuve una aventura digna de ser contada en los códices de la historia.

Estaba yo tan tranquilo leyendo el nuevo comic de "Chanquete, el cefalópodo invencible" cuando unos gritos resonaron por toda la casa. No habia ninguna duda, una doncella en apuros pedia desesperadamente que la rescataran. Sin vacilación posible tomé mi espada matademonios y salí de mi habitación en su busca. Tras cruzar el pasillo del descanso eterno llegué al rellano de los dioses, donde tuve que lidiar con las cucarachas demoníacas del lejano E'koparc. No tardé en divisar mi destino: la gran cocina sagrada estaba en llamas, y una pobre virgen pedia a gritos mi ayuda. Con gran destreza pude apagar el fuego maligno y liberar a la víctima de las garras del demonio, el cual estaba materializado en un huevo frito carbonizado.

Ahora que pienso quizá haya exagerado un poco mi relato...

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